DobermannEn Estados Unidos se le llama “Doberman Pinscher”, y se le apoda “Dobe”. En el resto del mundo de habla inglesa, y prácticamente todo otro idioma, se le llama “Doberman”.

La raza Doberman es una de las pocas que reciben el nombre en honor de una persona: Karl Friedrich Louis Doberman (1834-1894). Las versiones de por qué reciben su nombre son varias. La que más se acerca dice que el señor Dobermann confiscaba bienes y necesitaba un perro de grande y feroz. Dobermann encontró un perro callejero de raza desconocida y en él notó las cualidades que el deseaba y lo cruzó con el Pinscher. Ese fue el comienzo de lo que terminaría siendo el perro Doberman.
Fue Otto Göller el que estableció de forma definitiva esta raza a través de nuevos cruces, especialmente con el Terrier negro y con el Greyhound. Los primeros perros tenían un carácter bastante conflictivo, muy fiero y difícil de controlar. Pero con el tiempo, se lograron perros más estables y de dócil comportamiento.  

Se estima que los cruces comenzaron en la década de 1880, tal vez poco antes. Entre las razas empleadas, que en aquellos tiempos eran diferentes a como las conocemos hoy, se encuentran un antepasado del Pastor Alemán, el Pinscher y el Rottweiler. Más tarde se le agregó algo del Terrier de Manchester (1902 y después de 1908) y del Greyhound (1908). También se ha supuesto que se emplearon el Gran Danés, el Weimaraner, el Pointer y el Pastor de Beauce, pero es dudoso que ninguno de estos sea antepasado del Doberman.

En 1900 la raza fue reconocida en Alemania. Poco después comenzó la Primera Guerra Mundial y la raza, al igual que toda Europa, sufrió serias pérdidas. Lo irónico es que la popularidad del Doberman era tanta que un par de décadas más tarde, en la Segunda Guerra Mundial, este perro jugó un serio papel en ambos lados del frente; fue empleado tanto por los alemanes como por los americanos. Porque aunque en Inglaterra no fue del todo aceptado hasta después de la Segunda Guerra Mundial, en los Estados Unidos fue presentado en 1898 y establecida la raza en 1908.
La raza Doberman es una raza de perro doméstico, aunque suelen ser más utilizados como perros guardianes ya que tienen reputación de ser sumamente leales a sus dueños y cuidadosos de sus pertenencias. 
Es un perro con un físico grande. Es un perro musculoso aunque sin llegar el exceso. De perfil cuadrado, posee una espalda corta con un vientre firme y recogido. Las patas son muy fuertes, con las delanteras largas y musculadas. Los patas anteriores no son tan sólidas como los posteriores.
Posee una cabeza bastante huesuda, larga y un perfil afilado con un hocico de color oscuro y unos ojos almendrados, muy expresivos y con una mirada vigorosa. En los Doberman negros el color de los ojos es castaño. En los otros colores de pelo, el color de los ojos es igual al de las marcas del pelo.
El pelo es corto, liso y pegado a la piel. Al acariciarlo notaremos que no es sedoso aunque tampoco áspero. 
Estamos hablando de un perro fiel, valiente, que cuida de los suyos y con una gran inteligencia. Puede ser un perro muy sociable pero para eso requiere una adecuada socialización durante los primeros meses de vida

El Doberman está considerado como uno de las razas más inteligentes. Pero debido a su fuerza física y a su temperamento, esta raza necesita una socialización temprana, un cuidado entrenamiento de obediencia y gran cantidad de ejercicio. No es una raza recomendada para aquellos dueños que no cuenten con tiempo para dedicarles, o que no tengan energía o experiencia.
El Doberman es un perro de trabajo muy inteligente, que adora aprender.

En el perro macho el sentido de guardián es mucho más desarrollado que en la hembra. Mientras que la hembra, que no deja de ser excelente en la protección, es más dócil y llevadera. En ciertos casos tal parecen que son dos razas diferentes. Otra dato importante es la forma en que reacciona y aparentemente piensa. El Doberman discurre en términos de Sí o No; no existen términos medios. O se hace, o no se hace. Tal vez por eso sea tan obediente y una vez comenzado el ataque, sea tan feroz.

Como guardián, el Doberman, no tiene igual. Es increíble el control y confianza en sí mismo que estos perros tienen. Mientras que no se demuestre agresividad hacia su familia, tal parece que son inofensivos, pero no se le vaya a ocurrir una broma pesada o un manotazo delante de ellos, porque reaccionan con la velocidad de un rayo. La agilidad que tienen es bárbara; se documenta uno que fue entrenado a saltar y superaba, porque lo hacía rutinariamente, los nueve metros (28 pies) de largo. Por cierto, el olfato y el oído los tiene sumamente desarrollados.

Existen muchos rumores que son injustos con esta raza de perros. Muchos de estos rumores exageran o no representan justamente su agresividad. Claro, que si a un Doberman se le entrena para que sea una fiera, lo va a ser. Esos son los instintos que se desarrollaron en su estirpe. De por sí, el Doberman no le tiene miedo ni a vivos ni a muertos y si se le enseña a morder, pronto va a estar mordiendo hasta los alambres de las cercas. Pero eso, no es culpa del perro.

El Doberman es perro de un solo dueño. Su fidelidad es hacia su amo, la familia de su amo y nadie más. Claro, es un perro sumamente obediente y aquellos entrenado por la policía u otro cuerpo de servicio público hasta cierto punto aceptan el cambio de manejador, al igual que aquellos entrenados para competencias. Pero en el corazón del Doberman criado en la casa sólo hay un lugar, el de su familia. Razón por la cual se debe de traer de cachorro a la casa y siempre recordar que es un compromiso de nuestra parte por vida, porque tanto el perro como nosotros vamos a sufrir mucho si la separación ocurre antes.

Es muy cierto que presenta dos cualidades no del todo deseadas de las cuales hemos leído y notado en nuestras mascotas. Una de ellas es que cuando el Doberman ataca, o se “dispara”, es preferible quitarse del medio y esperar a que se enfríe por sí solo. Claro, si ataca a una persona actúe rápido porque no da mucho tiempo, pero si es a otro animal, no se le ocurra interferir porque la cosa usualmente se pone fea y sólo se toma una mordida equivocada para enviarlo a usted al hospital. A nosotros nunca nos han atacado nuestras mascotas y no sabemos de que hayan atacado a ningún amo, pero si los hemos visto enfadados (con los gatos y uno que otro vecino y pariente indeseable) y pueden ser temibles. El otro dato es que usualmente se apega demasiado a un miembro de la familia, por lo general al hombre de la casa u otra persona adulta, y es tan fiel que sólo quiere estar al lado, o encima, de su dueño. Pero esto se soluciona con un adiestramiento firme.
En la casa donde hay niños es preferible una hembra. Por lo general son más tolerantes y el sentido de guardián más controlado que en los machos. Como ya mencionamos, traerlo de cachorro a la casa y ponerle una de las sabanitas o ropitas viejas del niño donde el perrito duerme. Dicen los viejos que de esta forma se encariñan más con el niño de la casa, y si es una perra, llega a querer a los niños como si fueran sus propios cachorros. Es asombroso el cariño y la paciencia que hemos visto a estas perras tener con los niños de la casa. Claro, los abusos infantiles de parte de los niños bajo ningún concepto pueden ser permitidos. Otro consejo de los viejos que también hemos puesto en práctica con admirable resultados es criar al Doberman en la familia, no aislado en perreras. Cuando la familia está cenando, enseñarle que se acueste cerca de donde están todos, no darle comida de la mesa, pero sí permitirle estar presente. Al igual que cuando la familia está compartiendo de otras maneras, digamos viendo la televisión. Hay que ser firme pero recuerde que él o ella es un miembro más de la familia.

El Doberman es tan fiel y obediente que se da a querer. Ver aquel cachorro convertirse en todo un perro, o perra, es una experiencia que hay que vivirla. Lo único que nos falta decirle es que no se asuste cuando un buen día el perrito, que ya es de buen tamaño pero como los hijos para usted siempre será pequeñito, ladre por primera vez dentro de la casa. Algo, tal vez fuera de la casa, le indica comportarse de esta manera pero usted tranquilo, que ahí tiene perro para todo. Está acostado y de pronto se para todo erizado, con las orejas empinadas a todo dar, sin razón explicable lanza uno o dos ladridos, que si es hembra parece que va a tumbar el techo y si es macho lo va a mandar volando. Entonces se acuesta otra vez y se hace el medio dormido. Sea lo que sea que causó esta reacción en el perro, no vuelve a molestar.

Recuerde que estos perros son sumamente obedientes; aunque se estén muriendo de hambre ni miran el palto de comida hasta que no reciben la orden de comer, si es que se les adiestra de esa forma. Por favor, recuerde que los instintos de este perro son más que suficiente para cuidar y proteger a la familia. Tenga mucho cuidado y no le enseñe cosas indebidas, porque lo que usted desee que haga, lo va hacer. Y si lo maltrata, recuerde, que para este animalito sólo existe usted en este mundo, que concepto puede tener en su mente si no es una total decepción de la vida.

El Doberman es un perro mediano de pelo corto y conformación regular, ni doble ni liviana. Se distingue su musculatura sin llegar a ser exagerada. Le llaman un perro de forma cuadrada; es tan alto como largo. Realmente es un perro de líneas rectas. Tanto la forma de la cabeza, las orejas en aquellos que las tienen cortadas, como el cuerpo y las patas se caracterizan por sus líneas rectas. El cuello arqueado dando proporción y elegancia a la apariencia general.
 
El pelo es corto, de textura algo gruesa, liso y pegado a la piel. Al tacto, pasándole la mano de acuerdo a la orientación del pelaje, no es sedoso pero tampoco es áspero.

El Doberman más frecuentemente visto es el que se le llama de color negro. No es del todo negro, tiene ciertas marcas bien definidas color marrón rojizo. Estas marcas tienen que ser una sobre cada ojo, el hocico y en la garganta, en el pecho una a cada lado, en las patas y los pies, y debajo de la cola.

El período de gestación es de 63 días, pero es muy común que el parto se adelante o se atrase unos días. Hemos leído de casos donde se ha adelantado hasta diez días pero esto no es común. Usualmente de dos a tres días antes de la fecha calculada a dos o tres días después.
 Una camada de menos de seis cachorros es considerada pequeña; hay veces que sólo tienen uno o dos. La camada usual es de seis a nueve cachorros, pero pueden ser más, sin ser extrañas las camadas de diez cachorros. Se registran camadas de hasta diecisiete cachorros. Las hembras no se deben de criar antes de los dos años ni después de los siete. A las hembras sólo se les debe de permitir criar una vez cada doce meses; lo pueden hacer dos veces en este período de tiempo pero se recomienda que se le permita descansar.

El Doberman llega al mundo con los ojos y oídos cerrados. Es muy posible que la mamá, sobre todo si es primeriza, se ponga algo celosa de sus pequeñuelos. Pero según están naciendo, como nos dijo nuestro veterinario hace ya muchos años pero jamás se nos olvidará, “Aunque te muerda, esa es tu perra y tienes que ayudarla”, es muy bueno que el amo ya comience a participar en la crianza de los nuevos miembros de la familia. Cuando nacen, la mamá mientras los limpia con la lengua les da masajes que les ayudan a respirar y hacer sus necesidades. Si todo va bien con el recién nacido, mientras la perra lo está limpiando es buen momento para comenzar a ayudar a los nacidos anteriormente. Todo con mucha calma, que la perra se sienta segura y no ponerla nerviosa que ya ella tiene bastante. A mediados del embarazo, pregúntele al veterinario que atiende su perra como actuar durante el parto.

Usualmente, con el cuidado apropiado, un doberman debe vivir de diez a doce años. Algunos llegan a los quince años.

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